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¿De cada cuántas veces que nos detenemos a pensar en la tilde, hacemos lo mismo con el signo de la coma? Y es que escribir bien suele asociarse a la corrección en la escritura de las palabras, aunque no tanto al uso adecuado de los signos de puntuación que las organizan. El resultado es una muy limitada cultura de la puntuación. Sin embargo, hoy tenemos más recursos que nunca para puntuar correctamente: los manuales de la Real Academia de la Lengua Española, con el seguimiento en los trabajos de los esforzados lingüistas; las propuestas didácticas de las editoriales, y hasta materiales en la red, muchos de ellos audiovisuales y algunos hasta interactivos. Pero seguimos puntuando mal. Es evidente que el gran caudal de trabajos académicos, además con una mayor facilidad para su consulta, no mejora la puntuación. ¿Dónde radica el problema? Estamos convencidos de que la enseñanza de la puntuación se mantiene anquilosada en un malsano concepto de la lengua, que la concibe como un conjunto de contenidos parcelados, independientes y descontextualizados. ¿Y cómo resolvemos esta parálisis? La respuesta no es fácil, aunque conviene orientar el primer paso hacia el entendimiento del aprendizaje natural de la lengua. Sabemos que el proceso de crecimiento lingüístico es textual, que es lo mismo que afirmar que es global o que interactúan en él todas las competencias lingüísticas -y otras- de forma coordinada. La alternativa es la práctica textual. En el ámbito académico, el ejercicio de comprensión y expresión de los textos -orales y escritos, y en sus más variadas formas: exposición, descripción, narración y argumentación- es fundamental para el acompañamiento del alumnado en su evolución lingüística y general. Y porque la lengua es una herramienta, las dinámicas con los textos han de buscar el trabajo interdisciplinario. ¡No son nuevas estas afirmaciones! En los diez signos de puntuación tratados, el manual presenta 306 normas y 356 ejemplos, ambos codificados y con resalte (colores, cursiva, negrilla, subrayado...). Con estos cifrados buscamos mejorar la rapidez de consulta de las dudas que han de surgir en el proceso de puntuación de los textos. La lengua empleada en las normas es escueta, clara y precisa, y los ejemplos completan las explicaciones de una manera práctica e inmediata. Isidro Pascual Tur, natural de Riola (Valencia), es maestro, pedagogo y lingüista. Actualmente trabaja como profesor de Lengua y Literatura en enseñanzas medias.

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9798354996629

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