Overview

"Esta edici�n de las ""Constituciones fundacionales de Nicaragua"" re�ne dos documentos cruciales en la historia pol�tica de Nicaragua: las Constituciones de 1826 y 1838. Estas constituciones reflejan un per�odo significativo de formaci�n estatal y de definici�n de la identidad nacional en un contexto de cambios y desaf�os post-independencia. La Constituci�n de 1826, proclamada tras la Asamblea Constituyente elegida en 1825, establece las bases del Estado de Nicaragua, definiendo su territorio, derechos y deberes. Este documento articula una visi�n de Nicaragua como parte de la Federaci�n de Centroam�rica y detalla la estructura de su gobierno, la organizaci�n territorial y las responsabilidades de los funcionarios del Estado. Tambi�n aborda aspectos clave como los derechos y deberes de los nicarag�enses, la religi�n, el sistema electoral y los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. La Constituci�n de 1838, por su parte, representa una evoluci�n en el pensamiento pol�tico y social de Nicaragua. Con un enfoque en la reforma y modernizaci�n, esta Constituci�n profundiza en la estructura del poder legislativo, la organizaci�n de las c�maras representativas y el poder ejecutivo. Adem�s, incluye disposiciones detalladas sobre la formaci�n y promulgaci�n de leyes, la justicia civil y criminal, y las atribuciones espec�ficas de los tribunales, estableciendo un marco m�s robusto para la administraci�n de justicia y el funcionamiento gubernamental. Ambas constituciones, con sus t�tulos y secciones detalladas, marcaron el marco legal y administrativo de Nicaragua durante la �poca y reflejando los ideales y aspiraciones de una naci�n en proceso de consolidaci�n. Son documentos fundamentales para entender la evoluci�n pol�tica de Nicaragua y su camino hacia la formaci�n de un Estado soberano y organizado."

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9788499535333

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Antonio Mira de Amescua (Guadix, Granada, c. 1574-1644). Espana. De familia noble, estudio teologia en Guadix y Granada, mezclando su sacerdocio con su dedicacion a la literatura. Estuvo en Napoles al servicio del conde de Lemos y luego vivio en Madrid, donde participo en justas poeticas y fiestas cortesanas.

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