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El corazón que ha sido expuesto al sonido de Su voz, termina rendido, arrepentido, y con un gozo jamás experimentado, y que no desea cambiar. Y se vuelve adicto a su presencia, adicto a sentir su gloria; adicto a querer su compañía, adicto a la oración. Como dijo David: Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre. Salmos 16:11 Cuando él habla, o lo odias, o lo amas. Pero por lo general, terminas dándole la razón. No te puedes escapar de él. No puedes ir a un lugar, donde él no este. No te puedes esconder de su omnipresencia. No puedes ir mas allá de su omnisciencia. No puedes pelear con su omnipotencia. Cuando él habla, o te quedas casi como muerto, porque su voz es como estruendo de muchas aguas. O lo escuchas y le obedeces y vives para siempre, ¿Por qué? porque su Palabra es Vida. Y, además, su palabra es: Pues la palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra entre el alma y el espíritu, entre la articulación y la médula del hueso. Deja al descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos. Hebreos 4:12 +++++++++ Amigos queridos, hermanos preciosos, por muy difíciles que parezcan nuestros desiertos, una cosa debemos de entender, que nuestro espíritu siempre estará sediento del Manantial incomparable de la gloria de Dios. Pero, por eso nos acercamos a él, porque estamos sedientos de Dios. Porque él nos sacia al alma hambrienta, al corazón sediento. Él, es la fuente de agua que brotará para impartir vida eterna.

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9798883971807

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